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Búsqueda de talento
Cuando una vacante se abre, la pregunta inevitable aparece: ¿La búsqueda de talento irá por alguien de dentro o buscamos fuera de la organización? Esa decisión, que parece sencilla, puede marcar el rumbo del equipo y del negocio en los próximos años.
El talento hoy no sobra. Encontrar a la persona adecuada es un reto que exige claridad, procesos sólidos y la capacidad de mirar más allá de lo evidente.
Cada vez que surge una vacante aparece la misma disyuntiva: ¿cubrirla con alguien de dentro o salir al mercado en busca de un nuevo perfil? No existe una respuesta única, ya que cada alternativa ofrece beneficios y riesgos según el momento de la organización.
Cada alternativa tiene sus ventajas y limitaciones. Lo esencial no es optar siempre por la misma, sino identificar cuál responde mejor a las necesidades de la organización en un momento determinado. Para ello, conviene revisar los escenarios más comunes en los que resulta más adecuado promover desde dentro o abrir la búsqueda hacia afuera.
La decisión entre promover desde dentro o salir al mercado no es menor. Puede parecer una cuestión de rapidez o conveniencia, pero en realidad impacta en la cultura, la motivación de los equipos y la capacidad de la organización para adaptarse al cambio.
Invertir en las personas que ya forman parte de la organización envía una señal clara: aquí hay oportunidades de crecimiento. Ese mensaje no solo retiene a quienes asumen el nuevo reto, sino también a quienes observan que es posible avanzar. Además, el ajuste cultural está garantizado, lo que acelera la integración y reduce el riesgo de errores en la adaptación.
Casos típicos en los que conviene optar por esta vía son:
Hay momentos en los que mirar hacia afuera es inevitable. Una organización que busca transformarse, innovar o expandirse necesita sumar capacidades que no siempre están disponibles internamente. El ingreso de perfiles externos, además de traer nuevas competencias, aporta diversidad de perspectivas que oxigenan la cultura y ayudan a cuestionar inercias.
Los escenarios más comunes para abrir la búsqueda externa son:
En la práctica, las organizaciones más exitosas son las que no se casan con una sola vía. Combinar movilidad interna con atracción externa permite asegurar continuidad y compromiso sin perder capacidad de renovación. Se trata de construir un modelo de talento flexible que pueda responder tanto a los desafíos inmediatos como a los que llegarán en el futuro.
Uno de los errores más comunes es ver la selección como un trámite operativo. Reclutar no es llenar un puesto, es asegurar que la persona elegida pueda aportar valor al negocio en el presente y en el futuro.
Para lograrlo, el proceso debe conectarse con los objetivos corporativos. Esto implica diseñar perfiles que no solo respondan al presente, sino que estén alineados con la visión estratégica de la empresa. Factores como digitalización, expansión internacional o cambios en el sector deben ser considerados desde el inicio.
Además, es fundamental involucrar a los líderes de negocio en el proceso de selección. Su participación asegura coherencia cultural y mayor claridad sobre las expectativas del rol. Finalmente, medir lo que ocurre después de la contratación es indispensable. Indicadores como rotación temprana, desempeño en los primeros seis meses o tiempo de adaptación permiten identificar aciertos y oportunidades de mejora.
La experiencia del candidato también forma parte de esta alineación. Desde la redacción del anuncio hasta la entrevista y la inducción, cada etapa debe reflejar los valores y objetivos de la organización, convirtiéndose en una carta de presentación frente al mercado.
Un buen proceso no se limita a publicar una vacante y revisar currículums. Es un camino estructurado que ayuda a reducir riesgos y a tomar decisiones más sólidas.
Las entrevistas y los currículums muestran una parte de la historia, pero no siempre la más completa. Las pruebas psicométricas permiten obtener una visión más objetiva del candidato y evaluar aspectos que suelen pasar desapercibidos.
Con ellas se puede medir aspectos del potencial cómo:
En contextos cambiantes, donde las exigencias se transforman con rapidez y los entornos demandan adaptarse continuamente, el potencial de una persona juega un papel decisivo. Un profesional con alto potencial no solo puede aprender con rapidez, sino también moverse con mayor soltura entre organizaciones, culturas o contextos desafiantes, manteniendo resultados sostenibles a pesar de la incertidumbre.
Como afirma Idalberto Chiavenato, académico y autor reconocido en gestión de recursos humanos, la verdadera función de la gestión del talento no es únicamente cubrir vacantes, sino potenciar las capacidades de las personas para que impulsen el desempeño y el crecimiento sostenible de la organización.
Los errores en la selección tienen un precio alto. Una contratación equivocada no solo representa dinero perdido, sino también desgaste en los equipos y en la reputación del área de talento.
Según estudios, gran parte de la rotación no deseada está vinculada a malas decisiones de contratación. Estas se traducen en:
La búsqueda de talento exterior no es un signo de debilidad, es una decisión estratégica. Cuando se combina con la movilidad interna y se apoya en procesos bien estructurados, evaluaciones objetivas y un enfoque en competencias, se convierte en una ventaja competitiva para cualquier organización.
Más allá de cubrir vacantes, gestionar talento significa anticiparse, equilibrar lo que la empresa ya tiene con lo que aún necesita y atraer a las personas capaces de construir el futuro del negocio.
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